La imagen de ver un gato trepado al árbol de Navidad durante las fiestas de diciembre me sorprende siempre. Me produce una simpatía casi conspiranoica. Quizás hay un mensaje subliminal detrás de esta acción. Que parece solamente la curiosidad de una inocente mascota, el deseo de llamar la atención y jugar o es quizás un gato Urmah desafiando a la Matrix, ¿saboteando la tradición religiosa de los controladores? Es que el pequeño detalle del felino saboteador en mi opinión puede ser señal de un misterio mucho más profundo que explicaré después.
Vaya a saber, quien debe estar metiendo ideas al gato en derribar un arbolito que seguramente costó tanto tiempo adornarlo. Debe seguramente tener significados que ser una simple tradición cristiana. Porque poner un árbol dentro de la casa en esta parte del año es más antiguo que remonta a miles de años atrás.
Había una costumbre pagana en Europa, antes del cristianismo, de adornar las casas con ramas de pinos durante el solsticio de invierno. Las ramas les recordaban el advenimiento de la primavera, la fertilidad y la eterna vida.
Los romanos tenían la costumbre anual de adornar sus templos con árboles de abetos para celebrar el festival de la Saturnalia. Que ocurría entre los días 17 al 23 de diciembre para rendir honor al dios agrícolo, Saturno. Había sacrificio en el Templo de Saturno, y banquetes. Era un tiempo de celebración de la libertad, en que los roles entre amos y esclavos se cambiaban, y hacían regalos de figurines conocidos como sigilaria. Se cree que esta celebración se remontaba a una antigua tradición desde la Edad Dorada cuando el mundo era gobernado por Saturno. Transformándose después esta festividad como la raíz de la Navidad para los europeos del oeste.
La idea de la Edad Dorada viene de la mitología griega. Siendo cinco las edades: Oro, Plata, Cobre, Heroica y Acero. Quizás ya estamos nuevamente en los comienzos del ciclo del oro gracias a la tecnología. Tiempos en donde prevalece la paz, armonía, estabilidad y prosperidad. Una época en que la gente ya no tenía que trabajar para alimentarse ellos mismos porque la tierra les proveía alimentos en abundancia. En aquellos días los hombres vivían hasta a muy avanzada edad y fisicamente conservaban su apariencia juvenil y morían pacificamente.
La gente antigua de Siria y del Medio Oriente adornaban las puertas de sus casas con ramas de pino para espantar a los malos espíritus y enfermedades. Mientras que es una tradición eslavica en Polonia desde tiempos antiguos anterior al cristianismo en colgar del techo ramas de pino conocido como podlazniczka durante el festival de invierno conocido como Koliada. Que es celebrado a fines de diciembre en honor al sol y el solsticio de invierno.
